martes, 16 de noviembre de 2021

El final de los tomates

El verano hace tiempo que finalizó, y nos encontramos a mediados del otoño, ya hemos dicho adiós a esos vistosos cultivos de primavera-verano que hemos cultivado en nuestro huerto y, como era de esperar, los tomates hace un tiempo que ya han empezado a dar síntomas de agotamiento, por lo que se hace necesario proceder con su arrancado y dejar sitio para los cultivos de invierno, como las berzas, coliflores, brócoli, puerros, habas, cebollas….

 

 


 

Cebollas, Puerros, Habas y Bachocones.

2ª Plantación de Berzas y Coliflores.

Todo tiene un ciclo de vida y los tomates no son una excepción. Aunque en su hábitat natural, las plantas de tomate crecen como plantas perennes, por lo general se cultivan como planta anual para el cultivo. A los tomates se les conoce como perennes tiernos, ya que generalmente sucumbirán una vez que caigan las temperaturas, especialmente una vez que lleguen las heladas.

No cabe duda de que el tomate es la estrella en todo huerto, además está considerado como una de las “frutas”, sí una fruta, más valiosas que existen. En el camino para convertirse en la estrella de la huerta, ha ganado color, tamaño y vida útil. Pero ha perdido el alma: el sabor del tomate. La buena noticia es que la ingeniería genética ya tiene un plan para recuperarlo.

El sabor del tomate es la versión gastronómica de una orquesta sinfónica. Puedes retirar un instrumento sin que prácticamente se note, pero si se retiran muchos todo el mundo se da cuenta de que la pieza no suena bien.

La metáfora musical es muy apropiada, porque, mientras otras frutas como el plátano o la fresa son solistas (dependen de un compuesto volátil o de muy pocos), el tomate tiene unos 25 compuestos distintos para acabar creando su inconfundible olor y sabor.

Además de la recogida temprana, hay dos factores fundamentales que influyen en la deriva del tomate. El primero es el tamaño. Buena parte del sabor del tomate depende de los azúcares que contiene y, por normal general, el tamaño está inversamente relacionado con la cantidad de azúcar.

Para que nos hagamos una idea, los tomates actuales son mil veces más grandes que los primeros tomates domésticos.

El segundo gran factor ha sido que el sabor de los tomates nos ha dado bastante igual. Los incentivos económicos y empresariales priorizan el tamaño (y el peso) sobre el sabor y otras características. Eso hace que las variedades que se cultivan sean, fundamentalmente, las comerciales. Variedades que están seleccionadas para producir tomates enormes, brillantes, duraderos y de buen color. El sabor es secundario.

De hecho las variedades comerciales modernas solo tienen ya 13 de los 25 compuestos volátiles que le dan el olor al tomate, esto demuestra que llevamos décadas sin seleccionar los tomates por su sabor.

Ante esta coyuntura, la duda es si podremos alguna vez recuperar el sabor del tomate. La vida comercial del tomate hace que sea muy complejo y caro revertir el proceso.

Por eso, ¿Qué mejor que cultivar nuestros propios tomates en nuestro huerto? Podremos dotarlos de todas las atenciones que precisen y, con toda seguridad, no se parecerán en nada a los que podamos encontrar en los supermercados.

Una de las últimas recolectas de tomate de este año.

Una de las cosas a las que no solemos prestar atención es a la fase final de engorde y maduración, la cual conlleva una fertilización ajustada de ciertos elementos como pueden ser el potasio y el calcio.

El potasio aporta sanidad y también calidad del fruto, reduce el estrés hídrico y permite que las células del fruto sean más permeables, favoreciendo más cantidad de agua en el fruto.

Previo a la fertilización con potasio, hay que remarcar que los consumos de calcio desde las primeras fases fisiológicas hasta el inicio del engorde del fruto son necesarios para provocar una división celular y dureza del fruto de cara a su recolección.

Por lo tanto se hace necesario el aporte de calcio desde el inicio hasta la fase de engorde, en la que procederemos a la aportación de potasio.

Y, ¿porqué no, algunas curiosidades sobre los tomates?

¿Tus tomates se agrietan y se rajan?

Si has cultivado tomates alguna vez habrás observado que alguna vez han aparecido agrietados y rajados, esto suele ocurrir por varios motivos y con unas sencillas prácticas  podemos evitar su aparición.

Este agrietado o rajado no constituye ningún tipo de enfermedad y, estos tomates, se pueden comer con toda tranquilidad. Estas grietas aparecen por otras razones, entre las que podemos destacar:

·      Exceso de riego: al regar la planta en exceso los tomates se hinchan, por lo que terminan agrietándose.

·      Exceso de abono: sobre todo si en el suelo predomina el nitrógeno.

·      Cambios de la temperatura: deferencia de temperatura entre el día y la noche.

¿Cómo podemos evitar el rajado de nuestros tomates?

Una vez conocemos las causas más comunes para que nuestros tomates se rajen o agrieten evitarlo es muy sencillo. En primer ligar debemos regar siempre con la misma frecuencia y  hemos de evitar pasarnos en exceso. Si podemos aplicar algún acolchado natural mucho mejor ya que este mantendrá la zona con cierta humedad.

Controlaremos el estado del suelo de nuestro huerto y conoceremos la necesidad de nutrientes procediendo después al abonado en consecuencia. Con este acto conseguiremos el frenado de la aparición de plagas o enfermedades.

Con la temperatura no podemos efectuar muchas acciones, únicamente podemos optar por la recolección un poco antes de la maduración.

¿Se caen las flores de tus tomateras?

Con toda seguridad que alguna vez te ha pasado, tus tomateras han dado unas flores preciosas y en una buena cantidad, de pronto observas que, poco a poco, estas se van secando y caen al suelo, sin haber llegado a cuajar los tomates.

Antes de nada conviene saber que los tomates se auto polinizan, sus flores son macho y hembra al tiempo por lo que no se necesita más de una planta para la reproducción, no obstante   los insectos y el viento son importantes ya que cuando las abejas se posan sobre las flores del tomate, el zumbido de sus alas ayuda a agitar el polen y a moverlo dentro de la flor.

Por lo tanto vamos a identificar algunas de las causas que provocan esta caída de flores:

·      Temperatura: si esta sube por encima de 35 ºC la cantidad de polen de la flor baja notablemente lo que dificulta que la flor se polinice.

·     Poca luz: las tomateras necesitan mucha energía para producir tomates y esta la obtienen del sol, si no tienen al menos 6 horas de luz solar, si no reciben esa cantidad de luz, es posible que no sean capaces de sacar adelante los frutos.

·      Poca agua: Una planta con estrés hídrico no producirá frutos, producirá flores pero estas, simplemente, caerán.

·    Desequilibrio de Nitrógeno: tanto por exceso como por defecto, el nitrógeno, si nuestra tierra carece de nitrógeno, saldrán las flores pero estas caerán al poco tiempo, no obstante si la tierra tiene exceso, las plantas crecerán rápidamente y producirán una gran cantidad de hojas en detrimento del poco desarrollo de flores que se producirá.

·     Falta de Fosforo: la falta de fósforo se traduce en el secado de las flores. El aporte de un fertilizante foliar alto en fósforo solucionará este problema.

     Frase del día:

     " No confundas actividad con logro."  

2 comentarios:

  1. Muy interesante todo. Donde esté un buen tomate del huerto de Carrallabajo...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto que en ellos se podía apreciar el gusto y sabor a tomate, además ecologicos en su totalidad, hoy en día si no se usa una minima parte los productos fitosanitarios la cosecha es mínima, aunque su sabor permanece y no tiene nada que ver con los que venden en supermercados y grandes superficies.

      Eliminar

Gracias por comentar